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English to Spanish: Lisbon General field: Other Detailed field: Tourism & Travel
Source text - English Now Playing in Lisbon: The Late, Late Show By ANDREW FERREN
Published: October 30, 2005
IT is midnight on a Saturday in the Bairro Alto, Lisbon's famously raucous High Neighborhood, but the only thing moving is the laundry fluttering in the breeze between the balconies of the grand but dilapidated buildings that line the streets. A few plaintive strains of fado, the distinctly mournful songs of longing that are said to define the collective Portuguese character, waft out of the small neighborhood restaurants geared to tourists. Some cafes and bars are open, but the feeling is that things are winding down, not up.
Don't be fooled. Navigating these lanes an hour later will require a very reduced definition of "personal space" to make any headway through streets teeming with enough high-‐spirited Portuguese youth to make one doubt -‐ even granting that you may already be seeing double -‐ if this can really be a country of just 10 million people.
Cheek by jowl doesn't begin to describe this crowd. The game is full contact -‐ hand on back, hands on bottom, hand squeezing bicep, caipirinha spilled on special-‐ edition Adidas -‐ as revelers snake their way through the throngs.
The storefronts that were shuttered minutes before have burst open, revealing an endless array of small bars, the decoration of which seems to have been left to young art students and fashion designers.
At Alto Bar, Travessa dos Fiéis Deus, 33-‐31, lone bartenders manning 1950's-‐ vintage crushed ice machines somehow manage to grind out enough vodka and strawberry or pineapple-‐laced slush -‐ the drinks are called morangoskas or ananoskas, respectively -‐ to keep everyone swaying through the night. Getting to the bar requires dancing with the three girls blocking it until one of them gets a call on her cellphone and leaves an opening.
(…)
In the light of day, Lisbon is breathtakingly beautiful, like San Francisco. There are steep hills, clanging cable cars, azure skies with sweeping vistas of bay, bridges and the vast expanse of ocean beyond, as well as an over-‐the-‐top architectural bent of the sort that seems to evolve in wealthy, worldly cities that have been devastated by earthquakes (85 percent of the city was leveled by a massive temblor in 1755).
The magisterial scale of Lisbon's buildings and public spaces, from the monastery of Los Jerónimos to the Praça del Comérçio, can be staggering. But as the Portuguese empire unraveled -‐ the country once held sway over large swaths of
Africa, South America and the Far East -‐ it seems that the people stopped painting the buildings and let the weeds sprouting between the cracks grow into trees and vines that still cling to their crumbling tile-‐encrusted facades.
Restoration and renovation are rampant in the city today but still emanating from the fault lines is a wistful air, at once melancholy and poetic, that is so often ascribed to the Portuguese temperament. Central to fado's forlorn lyrics is the concept of saudade, a term meaning bittersweet nostalgia or longing that has no adequate translation. THAT sensation walks the night as well, especially for the generation of Portuguese who grew into adulthood during the movida of the 1990's, as the country's post-‐dictatorship social rebellion was called.
New restaurants, bars and clubs can come and go with astonishing frequency -‐ often within the space of six months or a year -‐ so it stands to reason that at least a few tried and true places, like the always packed restaurant Pap' Açorda in the Bairro Alto, or the bar Pavilhão Chinês (Chinese Pavilion), remain atop many people's lists.
(…)
Lux, Avenida Infante Henrique, Cais da Pedra a Santa Apolónia, is often the final destination of the night. Lisbon's biggest draw for worldly revelers on the international party circuit is in a former waterfront warehouse, and at 3 a.m., whether you're in its vast gilded and glowing spaces or still among the orderly lines of expectant entrants patiently waiting out front, the boisterous and rough-‐ cut bonhomie of Bairro Alto seem worlds away.
Translation - Spanish The Late, Late Show, de ANDREW FERREN (representándose ahora en Lisboa).
Publicado el 30 de octubre de 2005
Es medianoche de un sábado en el Bairro Alto, el por su estridencia famoso barrio alto de Lisboa, aunque lo único que se mueve son las coladas de ropa tendidas que se agitan con la brisa entre los balcones de los grandiosos y ruinosos edificios que demarcan las calles. Unos cuantos sones lastimeros de un fado, la característica canción melancólica llena de nostalgia de la que se dice define el carácter colectivo portugués, se escapa flotando de los restaurantes del pequeño vecindario pensados para los turistas. Algunas cafeterías y bares están abiertos, pero la sensación es la de que todo se va relajando, que no terminando.
Que no le tomen el pelo. Navegar por estas callejuelas una hora más tarde requerirá una definición muy reducida de "espacio personal" para conseguir adentrarse a través de calles tan prolíficas en .jóvenes portugueses con unas cuantas copas encima como para hacer a uno dudar (incluso asumiendo que se puede estar viendo doble) si este puede ser realmente un país con sólo 10 millones de personas.
Codo con codo se queda corto para describir esta multitud. En este juego hay contacto total - mano en espalda, manos en el trasero, mano estrujando bíceps, caipiriña vertida sobre unos Adidas edición especial- mientras los juerguistas serpentean abriéndose camino a través de la muchedumbre.
Los escaparates que minutos antes estaban con las persianas cerradas han abierto repentinamente, revelando una serie interminable de pequeñas barras, cuya decoración parece haber corrido a cargo de jóvenes estudiantes de arte y diseñadores de moda
En el Alto Bar, Travessa dos Fléis Deus, 33-31, camareros solitarios que manejan máquinas de hielo vintage de los años 50 se las arreglan de alguna manera para producir sin descanso suficiente granizado de vodka con gusto a frambuesa o piña para mantener al personal meneándose durante toda la noche (dichas bebidas se llaman morangoskas o ananoskas, respectivamente). La entrada al bar requiere bailar con las tres chicas que lo bloquean hasta que una de ellas recibe una llamada a su teléfono móvil y deja un hueco libre.
(…)
A la luz del día, Lisboa es tan hermosa que deja sin respiración, como San Francisco. Hay colinas escarpadas, teleféricos chirriantes, cielos azul celeste con amplias vistas a la bahía, puentes y la vasta extensión de océano que se extiende más allá, así como una combadura arquitectónica de las que suelen darse en las ciudades adineradas y mundanas que han sido devastadas por los terremotos (el 85 por ciento de la ciudad fue arrasado por un enorme temblor en 1755).
La magistral escala de los edificios y espacios públicos, desde el monasterio de Los Jerónimos hasta la Praça del Comérçio, puede resultar impactante. Pero, a medida que el imperio portugués se fue desmantelando (hubo un tiempo en que el país tuvo mucho poder sobre grandes franjas de África, Sudamérica y el Extremo Oriente) parece como si la gente hubiera dejado de pintar los edificios y hubiera permitido que las hierbas que crecen entre las grietas se convirtieran en árboles y plantas trepadoras que aún cuelgan de sus fachadas incrustadas de azulejos que se desmenuzan.
Hoy en día las restauraciones y renovaciones están muy extendidas por la ciudad, pero aún emana de las líneas de falla un aire nostálgico, a la vez melancólico y poético, que con frecuencia se atribuye al temperamento portugués. El concepto central en las melancólicas letras de los fados es el de saudade, un término que significa nostalgia o anhelo agridulce que no encuentra una traducción adecuada. Es esa sensación la que camina también en la noche, especialmente para la generación de portugueses que se hicieron adultos durante la movida de los años 90, como se llamó a la rebelión social post-dictatorial del país.
Nuevos bares, clubes y restaurantes van y vienen con asombrosa frecuencia (a menudo en un periodo de seis meses o un año) de modo que es comprensible que al menos unos cuantos ya contrastados, como el siempre abarrotado restaurante Pap Açorda en el Bairro Alto, o el bar Pavilhão Chines (Pabellón Chino), sigan encabezando las listas de mucha gente.
(…)
Lux, Avenida Infante, Cais da Pedra a Santa Apolónia, son destinos finales habituales de la noche. El mayor gancho en Lisboa para los juerguistas mundanos en el circuito internacional de la fiesta está en un antiguo almacén del muelle, y a las 3 a.m., tanto si te encuentras en su dorado y brillante espacio interior como aún entre las ordenadas filas de asistentes que esperan pacientemente en el exterior, la bulliciosa y sencilla campechanería del Bairro Alto parece estar a años luz.
German to Spanish: Deutschland
Source text - German Unterwegs in Sachen Deutschland
60 Jahre nach Kriegsende befinde ich mich immer wieder im Zwiespalt, wenn es darum geht mich als Deutscher zu fühlen.
Ich reise gerne durch die Welt -¬‐ wer tut das nicht -¬‐ und ich versuche gegenüber Land und Leute immer offen zu sein, versuche mit ihnen in Kontakt zu kommen und mich mit ihnen über alltägliches auszutauschen. Kurzum über Dinge, die über den Reiseführer hinausgehen. Ich bin gerne Ausländer im Ausland und versuche daher auch mit Deutschen weniger offensiv in Kontakt zu treten, ich halte nicht unbedingt Ausschau nach Ihnen und atme nicht erleichtert auf, wenn ich Deutsche im Ausland treffe, weil ich mich dann ja wieder auf deutsch unterhalten könnte.
Vielleicht ist das ein Punkt, warum es für mich trotz vieler Reisen immer schwer ist (und wohl bleiben wird), mich offensiv als Deutscher zu outen. Der andere und weitaus schwerwiegendere Grund ist die immer wieder auftauchende Konfrontation mit der deutschen Vergangenheit. Im zarten Alter von 17 habe ich wohl ein wahres Trauma erlitten, als ich in einem Bus in Brighton mich mit einer Russin unterhielt, es fing harmlos an mit der Frage nach den Busfahrzeiten und gipfelte in einem wütenden Tränenausbruch, nachdem ich die Frage, ob ich mich schäme Deutscher zu sein, verneinte und hinzufügen wollte, dass ich aber auch keinen Stolz empfinde.
Leicht paralysiert von diesem Ereignis versuchte ich mich vorsichtiger in England zu bewegen. Als sich ein paar Tage später, eine ältere, englische Dame auf die Parkbank neben mich setzte und mir erzählte, dass sie gerade am Grab ihres Bruders war, der über Deutschland abgeschossen wurde, beantwortete ich meine Herkunft ein paar Minuten später mit Österreich (das ist nicht einmal gelogen, weil ich sogar ein halber bin). Für uns mag das zwar dasselbe sein, für die meisten Menschen da draußen ist es aber ein himmelweiter Unterschied. Und hätte ich mit Deutschland geantwortet, hätte ich die ältere Dame wohl nie kennengelernt, geschweige denn, sie hätte mich zum Tee eingeladen. Schade eigentlich, aber ich habe mich damit arrangiert.
Inzwischen gebe ich mich immer mit gemischten Gefühlen als Deutscher aus und wenn ich intuitiv spüre, dass eine Konfrontation droht, weiche ich auf Österreich und manchmal auf Frankreich aus. Oft habe ich auch das Bedürfnis meinem ausländischen Gastgeber Deutschland, wie es heute ist, zu skizzieren. Natürlich ärgert es mich dann, dass oft die Rede davon ist, dass wir sehr große Problemen mit Neo-¬‐Nazis haben. Ich versuche dann meistens ein besseres Bild von Deutschland wiederzugeben.
Und dann gibt es Tage, an denen ich mich schäme Deutscher zu sein -¬‐ sie sind zwar selten, aber sie kommen vor. Das letzte Mal war erst heute. Ich besuchte das jüdische Museum in Sydney und als ich meinen Eintritt bezahlte, kommt die ältere Dame mit mir ins Gespräch. Ich meine die tätowierte Numer durch ihre weiße Bluse zu erkennen. Mir wird es das erste Mal kalt. Als sie mich fragt, woher ich komme, schaffe ich es nicht zu schwindeln, ich blicke ihr in die Augen und sage Deutschland. Sie sagt nur, ich spreche deutsch. Mir wird noch kälter.
Translation - Spanish De camino con Alemania a cuestas
60 años después del fin de la guerra sigo encontrándome en una encrucijada cuando se trata de mis sentimientos como alemán.
Me encanta viajar por el mundo (y a quién no), e intento siempre estar abierto a la gente y al país en que me encuentro, entrar en contacto con ellos y ponerme en su lugar en las situaciones del día a día, de forma muy escueta, sobre las cosas que le suelen suceder al viajeros. Me gusta ser extranjero en un país extranjero, e intento así comunicarme con otros alemanes de la forma menos ofensiva posible, no los busco con desesperación ni respiro aliviado cuando me encuentro a otros alemanes en el extranjero por el hecho de poder hablar con ellos en alemán.
Quizá sea ése uno de los motivos por los cuáles, pese a mis múltiples viajes, siempre es (y seguirá siendo) difícil para mí presentarme como alemán. El otro motivo, mucho más importante, es la eterna confrontación con el pasado alemán. A la tierna edad de 17 años padecí un auténtico trauma, mientras charlaba con una rusa en un autobús en Brighton. Comenzó de forma inofensiva con una pregunta acerca de los horarios del autobús y desembocó en una rabiosa explosión de lágrimas, tras la cual, a la pregunta de si yo me avergonzaba de ser alemán, lo negué, pero añadí que tampoco me sentía orgulloso de ello.
Ligeramente paralizado por este episodio, intenté conducirme de forma más prudente en Inglaterra. Cuando al cabo de un par de días, en un banco del parque, una dama inglesa se sentó a mi lado y me contó que acababa de estar junto a la tumba de su hermano, abatido por un disparo en Alemania, respondí después de un par de minutos que mi origen era austríaco (lo cual no es del todo falso puesto que soy mitad austríaco). Para nosotros realmente no importa ser una cosa u otra, pero para la mayoría de la gente ahí fuera hay una diferencia como de la noche al día. Y si hubiera contestado que era alemán, no habría conocido a esa dama; sin embargo de esa forma, hubiera guardado silencio y me habría invitado a tomar el té. Es una auténtica lástima, pero así es como me las tengo que arreglar.
Así pues, me voy haciendo pasar por alemán con sentimientos encontrados, y cuando instintivamente detecto un riesgo de confrontación, cedo recurriendo a mi origen austríaco y a veces incluso al francés. A menudo tengo la necesidad de caracterizar a mis anfitriones alemanes, como es hoy el caso. Por supuesto me irrita que se hable con tanta frecuencia del gran problema que tenemos con los neonazis. Lo que intento la mayoría de las veces es proyectar una imagen mejor de Alemania.
Pero hay días en los que me avergüenzo de ser alemán (son los menos, pero a veces aparecen). La última vez ha sido precisamente hoy. Hice una visita al museo judío de Sídney y, a la hora de pagar mi entrada vino una señora mayor a hablar conmigo. Me pareció distinguir un número tatuado a través de su blusa blanca. Al principio me quedé helado. Cuando me preguntó de dónde venía, no fui capaz de mentir, la miré fijamente a los ojos y dije que de Alemania. Solamente dijo "hablo alemán". Me quedé aún más helado.
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Years of experience: 10. Registered at ProZ.com: Dec 2003.
After working as an engineer I have decided to move into translation, since I have always been attracted to it and I feel I can do really well.
Now searching for a chance to make my work pay!
I translate from English and German into Spanish, mostly technical texts, but I enjoy translating any field.
Keywords: Spanish, Engineer, Science, Chemistry, Industry